“La noche que nadie duerme” es una tradición que debe su nombre al encabezado de una noticia del 25 de agosto de 1968 en Huamantla, Tlaxcala, pero que inclusive se remonta hasta el siglo XIX, mucho antes de la guerra cristera de 1926 a 1929, años en los que se interrumpió; actualmente es una muestra local de sincretismo cultural y religioso, pueblo mágico donde se venera a la Virgen de la Caridad, imagen de la Virgen María, bajo la advocación de Virgen de la Asunción, y que con este motivo se dispone de la confección de alfombras de arena, aserrín, semillas pintadas de distintos colores y flores para la procesión de su imagen seguida por sus fieles.
Las alfombras es el arte efímero que comparte Huamantla con Huajuapan desde que los artesanos de tlaxcala fueron invitados por devotos del Señor de los Corazones a elaborar las primeras alfombras en el atrio de la catedral de Huajuapan, tal como sucede en el atrio de la basílica de la Virgen de la Asunción en Huamantla, donde desde el inicio del mes de agosto, mes de sus festividades, se confeccionan diariamente alfombras florales con temas religiosos, las cuales, son sustituidas cada tres días por otras nuevas que realizan afamados alfombristas de la región y de otras partes del país.
En Huajuapan, la elaboración de alfombras trascendió con el tiempo del atrio a las calles aledañas a la catedral; hoy en día, cubren sus principales calles de alfombras artesanales cada 24 de Julio, tradición que en esta edición 2018 cumplirá 26 años.
Las alfombras son composiciones policromas, y a diferencia de las tlaxcaltecas, son solo de aserrín, que es teñido con tintes vegetales por sus devotos para la decoración. La iconografía de las alfombras son figuras de carácter religioso como cálices y cruces; flores, animales, grecas, figuras geométricas y diseños propios de la cultura mixteca.
A diferencia de Huajuapan, la procesión en Huamantla sucede durante la noche del 14 agosto (algunos se finalizan hasta la madrugada del día 15), de ahí el nombre de la tradición “la noche que nadie duerme"; sin embargo, la alfombras se exhiben durante el mes completo en recintos históricos y religiosos para su contemplación.
La hermandad entre los pueblos se puede complementar a través del arte y de la cultura, las alfombras son colorido testimonio del vínculo que pareciera no terminarse en el tiempo y que por lo contrario, amenaza con arraigarse en la eternidad para algarabía de sus habitantes y devotos de la fé católica.