El 18 de noviembre fue inusual del frío amanecer, al caluroso medio día, para presenciar una inusual lluvia al caer la tarde noche, además ese viernes hizo su presentación la orquesta infantil y juvenil de Huajuapan de León quienes auspiciados por el proyecto de Esperanza Azteca mostraron horas y horas de ensayo.
Obviamente no es la Banda El Recodo, la Arrolladora o tantos otros grupos que se presentan en las ferias patronales en donde cualquier “baldío”, terreno o cancha deportiva se acondiciona para el baile, ¡no! tampoco hubo venta de bebidas embriagantes, era el momento para deleitarnos con la música culta y así fue, bueno al menos así pareció suceder. “O Fortuna”, 1a parte de la obra “Cármina Burana” con arreglos de Carl Orff hizo entre 1935 y 1936, cuyos textos fueron extraídos de unos poemas escritos entre el siglo XII y XIII (medievales) descubiertos en 1803 en Benediktbeuern (región de Alemania). Así lo describe wikipedia. Infaltable fue la 9ª Sinfonía de Beethoven, mejor conocida como el Himno a la alegría, además de otras piezas de la llamada música culta, que apenas pude reconocer, el hecho es que la velada musical fue apreciada por quienes son conocedores y también para quienes no lo son, que somos la mayoría. Lo que no es explicable o entendible es aquellas personas que lejos de sentarse en la butaca, que eligieron, se la pasan con el celular en la mano para grabar lo que sucede a varios metros del escenario, sin un buen ángulo, sin una buena iluminación; ellos imbuidos en su mundo digital pasan por alto que obstaculizan la vista de lo quienes tienen la ‘desgracia’ de estar a su lado o detrás de ellos, ¿la música? Ni siquiera la sienten, porque la música se siente, se vive. Era necesario interpretar la Canción Mixteca, de no haberlo hacerlo la velada estaba incompleta, los 250 niños de los diferentes colonias, barrios y agencias de Huajuapan de León, así como algunos otros de municipios vecinos se ejecutaron puntualmente este himno de los oaxaqueños, luego le siguió el Jarabe Mixteco lo cual completo el recital de estos jóvenes músicos. La música suele ser una expresión de identidad de la sociedad, si me apuran ahí hallaremos hasta la psicología de un pueblo, cuenta la ‘leyenda’ que José López Alavés, creador de la Canción Mixteca, andaba por suelo queretano cuando inspirado por el recuerdo de su suelo querido compuso esta pieza, que cada que suenan sus primeros acordes hace que todos se pongan de pie. En efecto es una canción que provoca añoranza: ¡Qué lejos estoy del suelo donde he nacido!/Inmensa nostalgia invade mi pensamiento;/Y al verme tan sólo y triste cual hoja al viento,/Quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento. ¡Oh, Tierra del Sol! Suspiro por verte/Ahora que lejos yo vivo sin luz, sin amor;/Y al verme tan sólo y triste cual hoja al viento,/Quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento. Pero al igual que la anécdota del aquel futbolista apodado “Jamaicón” y de apelativo Villegas, que cuando salía de su querida Guadalajara ya no tenía el mismo rendimiento en las canchas porque extrañaba la comida de su casa y las tortas ahogadas, la Canción Mixteca es una apología de aquellos que dejan su tierra. La película “Espaldas Mojadas” (1953) dirigida por Alejandro Galindo en una de sus escenas utiliza esta canción en donde Pedro Vargas quien le da la vida a un bracero interpreta la canción de forma magistral mientras descansan bajo los vagones de un tren lo cual hace que Eulalio González “El Piporro” en su papel de “Alejandro Cuevas” al escuchar las coplas enloquezca para perderse en el desierto. En fin la noche de ese viernes 18 de noviembre fue genial quienes se nutrieron de aplausos la pasaron genial, aquellos que disfrutaron de la música les será memorable e inolvidable para quienes vieron en sus hijos o alumnos el fruto de algunos desvelos. Sin duda la música de esa noche fue, es y será un lenguaje universal.